El Ayuntamiento de Alfaro restaura los Gigantes de Fiestas
El artesano pamplonés Aitor Calleja devuelve la estabilidad e imagen a los gigantes de Alfaro
El baile de Alfonso VII y Berenguela en los días festivos alfareños
será a partir de ahora más regio, más altivo, más seguro. Después de
lamentar varias caídas, y con el encargo del Ayuntamiento, el artesano
pamplonés Aitor Calleja ha restaurado dos de los tres gigantes de
Alfaro, un trabajo de dos meses cuyo resultado pueden admirar los
vecinos en la sala museística Graccurris o esperar a que bailen en días
de fiestas.
Dado su exigente peso de 55 kilogramos en mimbre, y a petición de
quienes los sacaban, el Ayuntamiento reformó las figuras de los tres
gigantes en 1982. Una fábrica zaragozana que trabajaba en serie
sustituyó sus cuerpos por otros más ligeros y delgados con caballetes de
aluminio y cuerpos de poliéster. La consecuencia fue que todo el peso
del gigante quedó en la cabeza, desequilibrando a quien los bailaba y
contando varias caídas. «Los hacían muy inestables e incómodos. Dado el
alto valor de las cabezas, que son de la misma fábrica aragonesa que a
finales del XIX hizo los de Zaragoza o Estella, era importante darles
estabilidad y que queden más proporcionados», explica Calleja.
Así, manteniendo su 3,70 y 3,60 metros de altura respectivamente, rey
y reina han ganado corpulencia de hombros y peso, volviendo a 52 y 47
kilos con una estructura tradicional de cartón piedra y madera.
Apoyados en fotografías de los años 70, la restauración les ha
devuelto también las vestiduras y colores originales gracias a Carmen
Izco, con sargas y terciopelo, ya que se habían ido perdido con los años
a pesar del buen trabajo e intención de las asociaciones de mujeres
durante este tiempo.
Únicos junto a los de Estella de un molde valioso del que también
salieron gigantes para Corella o Calahorra, el Ayuntamiento de Alfaro
los compró e incorporó a principios de los 50. Después de los de Cervera
del Río Alhama, los alfareños son los más antiguos de La Rioja. Él
representa a Alfonso VII (1105-1157) que concedió privilegios a la
ciudad, la reedificó y repobló tras el dominio musulmán; ella es
Berenguela, su esposa, que ejerció una importante labor de mecenazgo
artístico.
E.P. larioja.com
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