La Iglesia del Burgo de Alfaro estrena chapitel
Durante las obras se han encontrado dos cajas con cartas que informan sobre las obras realizadas en el templo en 1760, a finales del XIX y de la última en 1935, junto a varias reliquias
Al atravesar los barrios del Burgo, los alfareños alzan la
mirada hacia lo alto de su iglesia. Forrada de azul, los operarios de la
empresa 'Alfaro Construcciones y Obras' avanzan la restauración de
urgencia de su torre para salvarla.
Con 160.769 euros de inversión, es la primera fase de la
restauración integral del templo, que parroquia y vecinos confían en que
continúe por el interior. «Al desmontar el engranaje del chapitel se ve
cuán necesaria era», explica el sacerdote Javier Martín.
Tras retirar el cerramiento del desgastado chapitel y
desmontar su estructura de madera, los trabajos se centran en colocar el
nuevo, una fiel reconstrucción, y la recuperación del cuerpo de la
torre con la sustitución de ladrillos afectados por la humedad y el
tiempo, respetando siempre la antigua estructura y modo de colocación.
Además, la veleta está también en proceso de restauración.
Dados los vínculos sentimentales de los alfareños con el
templo del XVII, la parroquia informa puntualmente del avance de los
trabajos, como la que los arquitectos y la historiadora María Medina
ofrecieron en el colegio Amor Misericordioso. Entre la labor de
investigación, sorprendió a los vecinos la singularidad de las
alineaciones de la iglesia, pues está girada noventa grados respecto a
los ejes tradicionales. Las iglesias suelen construirse sobre los ejes
este-oeste. Pero el Burgo está orientada norte-sur. Los arquitectos
están investigando en los archivos de la Diócesis de Tarazona la razón,
que puede deberse a que existía una primitiva capilla sobre la que se
amplió el templo. En cuanto a estructura, es peculiar el sistema
interior de tirantes de vigas de madera que compone la torre para
soportar los envites del viento.
Otra anécdota ha sido la aparición de dos pequeñas cajas de
latón, de 10x5x5 centímetros, en cuyo interior hallaron cartas que
informan sobre las obras realizadas en el templo en 1760, a finales del
XIX y de la última en 1935, junto a varias reliquias -un saquito que
reza contiene tierra del sepulcro de la Virgen y un relicario con la
imagen del Corazón de Jesús- y datos históricos sobre las autoridades en
cada momento. «Es conocida la costumbre de documentar estos momentos,
pero no es habitual hallar los testimonios», explicó la historiadora
María Medina.
Fuente: Ernesto Pascual. Diario La Rioja.
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